Los amantes del café suelen defender unas teorías u otras sobre la mejor forma para cultivar café o para prepararlo. Pero si hay algo en lo que todos están de acuerdo es que el secado del grano de café al sol es la mejor técnica para preservar su calidad.
¿Hasta qué punto es esto cierto? ¿Responde esta afirmación a un componente romántico de la cultura del café o es cierto que la tecnología no ha avanzado en este campo?
Una de las características que ha hecho al café convertirse en una bebida tan importante en todo el mundo ha sido el hecho de transformarse en un acontecimiento social. El café en sí se ha convertido en un ritual que se traslada desde su cultivo en el campo hasta su disfrute en el paladar. Y, el hecho de que el cultivo tradicional de café tenga una popularidad tan alta, afecta de forma directa a su forma de secado, más allá incluso del potencial de la tecnología para depurar la técnica de secado.
¿Alguna vez has visto a una persona mayor rechazar la tecnología sin probarla? Un hecho similar ocurre con el café y todo el proceso que lo acompaña. Las personas “cafeteras” hasta la médula rechazan firmemente que se cambie un ápice del proceso de cultivo, secado y preparación de su bebida favorita, sin importar otros factores como el abaratamiento de costes o la mejora de la productividad. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?
La tecnología se acerca cada vez más al proceso de secado natural
Lo cierto es que las primeras máquinas industriales para secar el grano de café plantearon ciertos problemas, principalmente dos:
1. El grano no se seca de forma uniforme, quedando algunos quemados y otros poco tostados.
2. En ocasiones, el aire que envolvía a los granos de café estaba contaminado por residuos generados por la combustión del fuego.
No ha sido hasta pasado más de 20 años cuando han aparecido en el mercado máquinas modernas para el secado del grano de café que son capaces de imitar el efecto del sol a la perfección, consiguiendo un tueste uniforme, controlado al milímetro y con novedades tan sorprendentes como la posibilidad de controlar el tipo de aire que entra en la cámara.
Por suerte para la industria, la competencia es sana y el mercado es muy amplio. Los consumidores tradicionales podrán seguir disfrutando de café natural, y el resto de consumidores podrán disfrutar de su bebida favorita a un precio más asequible gracias al avance de la tecnología.