Más allá del café convencional que solemos encontrar en la gran mayoría de los hogares, existe un reducido número de variedades selectas que alcanzan una altísima valoración entre los verdaderos amantes del café.
Dado que estas variedades son ciertamente más desconocidas, debido a que suelen presentar una producción mucho más reducida y a que su precio se escapa de la mayor parte de los bolsillos, hoy queremos ofrecerte una selección de las mejores y más exquisitas variedades del planeta:
Blue Mountain – Jamaica; se caracteriza por su suave sabor y por una ausencia casi total del amargor propio del café, lo que la convierte en una de las variedades más apreciadas y demandadas por los expertos.
La variedad Blue Mountain, certificada y protegida a nivel mundial, suele exportarse en su mayor parte a Japón, además de servir como materia prima para la elaboración del licor de café ‘Tía María’.
Kopi Luwak – Indonesia; es una variedad de café producida en las islas de Java, Bali y Sumatra, que presenta una producción anual bastante reducida, debido a las características únicas de su elaboración.
Una vez recogidas las bayas de café, estas sirven de alimento a unos pequeños animales llamados civetas, que se crían en cautividad para facilitar este proceso.
La particularidad que presenta esta variedad es que el aparato digestivo de la civeta no es capaz de digerir totalmente los granos de café, aportándoles por el contrario unas propiedades inigualables en cuanto a su aroma y sabor, con un regusto especial a vainilla y caramelo.
Geisha – Panamá; junto a la variedad anterior, los granos de café Geisha están considerados, con todo merecimiento, entre los más apreciados y valorados del planeta.
Se trata de una variedad arábiga, que llama la atención por su inconfundible aroma y sabor, en el que se perciben matices de mandarina, esencia de nueces, aceite de bergamota, jengibre, mora, mango maduro y canela.
Nariño Supremo El Tambo – Colombia; es la variedad de café que se cultiva a una mayor altitud en todo el mundo, a unos 2.000 metros, aprovechándose así de las condiciones únicas que ofrece el Altiplano colombiano.
Frente al resto de variedades comentadas, se caracteriza por su original e intenso aroma, que se mantiene casi intacto una vez realizado el proceso de molienda, y que se entremezcla a la perfección con su regusto ligero y suave al paladar.