Uno de los desayunos más completos que disfruta mucha gente se combina con un café o café con leche y un zumo natural.
La costumbre popular recomienda beber antes el zumo natural, achacando riesgos digestivos si se hace al contrario. ¿Pero es cierta esta teoría? ¿O solo responde a una tradición popular?
Factores científicos que advierten de la leche cortada
El principal argumento a favor de beber antes zumo de naranja y luego el café con leche, se basa en que hacerlo al revés puede motivar que la leche se corte.
Sin embargo, estudios científicos basados en nuestro aparato digestivo, advierten que el verdadero riesgo lo representa el ácido clorhídrico de los jugos gástricos de nuestro estómago. Este ácido es considerablemente más potente que el ácido láctico de la leche o el ácido ascórbico de la vitamina C que tiene el zumo de naranja.
En resumen, esta investigación demuestra que si de normal la leche no se corta para la persona que la toma con el café, un zumo natural no va a alterar el resultado.
¿Entonces por qué se toma antes el zumo natural al café con leche?
En base a esto, no podemos decir que haya una prueba irrefutable, de que el zumo de naranja deba beberse antes que el café con leche durante el desayuno. Sin embargo, cuestiones prácticas sí que pueden defender esta teoría.
En primer lugar, la tradición popular de pensar que la vitamina C se pierde si no se bebe enseguida. Si bien la inmediatez de esta pérdida no es tal, lo cierto es que sí es más recomendable y satisfactorio disfrutar de un zumo natural recién exprimido y al momento de servirlo, que si esperamos un rato a tomarlo.
Por otro lado, en la mayoría de situaciones el café con leche se sirve caliente. Por tanto la simple lógica práctica expone la recomendación de beberse antes el zumo natural, que normalmente se hace en un par de tragos y dejar el café con leche para más adelante.
Como el café permanece caliente y se bebe a tragos más cortos, es lógico que normalmente se escoja después del zumo natural.