En un mercado maduro donde la competencia es cada vez más complicada, el vending se ha convertido en una herramienta más para llamar la atención del cliente.
En una ocasión os hablamos en este blog de un concesionario de Estados Unidos que había construido una máquina de vending gigante para vender coches, ahora es China la que se apunta a la moda para vender vehículos eléctricos.
El sector del automóvil es uno de los más competitivos actualmente, y la tesitura en la que nos encontramos como sociedad, donde intentamos migrar hacia un futuro eléctrico sin usar carburantes basados en el petróleo, hace que se abra un nuevo mercado para los fabricantes.
En China han llevado las cosas más allá, construyendo una máquina de vending gigante con forma de gato y con un doble objetivo: Ganar dinero multiplicando las ventas y convertirse en un punto turístico de interés en la zona.
Este tipo de iniciativas también funcionan muy bien a nivel de marketing para conseguir cobertura de los medios de comunicación, lo que se traduce en publicidad gratuita y la posibilidad de conseguir una campaña de publicidad viral.
Para poder comprar en esta máquina los usuarios tienen que descargar una app en su teléfono móvil, pueden escanear cualquier vehículo que encuentren por la calle y más tarde puede acercarse a la máquina para probarlo durante 3 días o comprarlo.
Otra de las novedades de este sistema es que la entrega del pedido se hace mediante reconocimiento facial. Los clientes tienen la posibilidad de almacenar en la app su rostro y, en el momento de recoger su vehículo, no tendrán que hacer ningún trámite ni papeleo, simplemente recogerlo y empezar a disfrutarlo al instante.
Aunque no es oro todo lo que reluce, el acceso a esta máquina está restringido y sólo las personas que tengan un perfil alto, dentro del distribuidor que los vende, pueden tener acceso a este sistema de venta.