12 abril, 2021

El miedo a las aglomeraciones cambia nuestros hábitos a la hora de comprar alimentos

Una de las secuelas que está dejando el bombardeo constante sobre información del covid y las medidas de higiene es que mucha gente está desarrollando pánico a comer en sitios donde hay aglomeración de gente. Hay una gran cantidad de personas que, aunque en su zona se hayan relajado las restricciones, han realizado un cambio en los hábitos de consumo de alimentos, algo que el sector del vending está notando en gran medida.

Mientras que hemos normalizado nuevos hábitos como el de llevar mascarilla o no dar abrazos, también se han asentado en nuestro día a día normas como la de evitar las congestiones de personas. Muchos han asociado la “aglomeración” con “peligro” y esto está transformando la sociedad de forma irreversible.

El vending ha jugado un papel esencial desde el inicio de la pandemia, apoyando a las empresas de alimentación y ofreciendo su red de distribución a una gran cantidad de sectores que han compensado las pérdidas del comercio tradicional gracias a las ventas a través de máquinas expendedoras.

Una de las frases más repetidas a la hora de quedar con amigos o hacer planes con familiares son: “Mejor nos quedamos en casa que yo a restaurantes no voy” o “Comemos en un sitio con terraza al aire libre, dentro no”. La facilidad de transmisión del virus en espacios cerrados sin ventilación es un mantra que ha calado hondo en la sociedad y ha hecho que los consumidores sean mucho más exigentes.

Las máquinas de vending están transformando los hábitos de alimentación de la sociedad porque ofrecen una alternativa rápida, sencilla de usar y sin aglomeraciones que gusta mucho. Comprar comida o bebida en una máquina de vending nos ahorra colas en una cafetería o en un supermercado, se pueden colocar en espacios abiertos y los clientes consiguen de forma segura, emocional y sanitaria, los productos que necesitan.

Las estadísticas nos dicen que tras la caída de las restricciones hay determinados cambios sociales que no son del todo reversibles. Uno es la conciencia social de la importancia de las medidas de higiene frente a la transmisión de diferentes virus (lavarse las manos, llevar mascarilla y evitar el contacto con otras personas) y otra es utilizar canales alternativos como el vending para evitar aglomeraciones en el día a día y especialmente en zonas donde hay mucha gente o en épocas de gripe.