La semana pasada os hablamos de los molinos de cuchilla o de muela, mecanismos muy populares que pulverizan los granos de café de forma muy distinta. Y, aunque existen muchos tipos de molino de café como los de fresas planas o cónicas, hoy vamos a centrarnos en la diferencias entre los molinos de café manuales y los eléctricos.
Molino de café manual
La mayoría de los molinos manuales están construidos con materiales de plástico o aluminio, formando una estructura cilíndrica especialmente pensada para integrar una manivela en la parte superior de la caja.
Esa misma caja se divide en dos partes: La primera, con el depósito que contiene los granos enteros y la segunda, en la parte inferior, donde se almacena el polvo triturado que se usa para preparar el café.
Los molinos manuales de café han evolucionado y, aunque no integren mecanismos automáticos, permiten controlar opciones como el grosor del polvo. El problema de estos molinos es que, aunque tienen su encanto, no todo el mundo puede permitirse perder 10 minutos cada vez que quieren preparase en un café. Además, el resultado de la molienda es bastante menos homogéneo que el de los molinos eléctricos.
Molino de café eléctrico
El gran favorito de la industria, el molino eléctrico ha conseguido que todos podamos tomar café recién molido sin que el tiempo de preparación sea un problema.
La técnica para moler el café es la misma que la de los molinos manuales, con la única diferencia en que el mecanismo es automático y se usa corriente para accionarlo en vez de fuerza manual.
Los molinos eléctricos tienen la capacidad para moler los granos de café de forma homogénea y mejoran la calidad de la molienda. Los nuevos modelos no ocupan casi espacio, por lo que podemos tener uno en casa sin que suponga un esfuerzo su integración con la configuración de electrodomésticos.
La única desventaja de los molinos de café eléctricos es su precio, sensiblemente más elevado que los manuales, así como el ruido que hacen.