La alimentación y los hábitos de consumo han sido un tema de actualidad de forma recurrente a lo largo de los años y son un tópico estacional de los medios de comunicación. Sin embargo, en los últimos 5 años estamos experimentando un cambio en el perfil de los consumidores de vending tan fuerte que los operadores se están viendo forzados a replantear sus estrategias.
Por un lado, la legislación actual está acotando el cerco sobre productos azucarados y alimentos con muchas grasas saturadas y ricos en sal y conservantes. Y, por otra parte, la conciencia social sobre la realidad de la industria alimentaria ha hecho que cada vez más consumidores adapten su consumo a su ética personal.
Normalmente, los operadores de vending se han centrado en características sensoriales como que un producto sea atractivo a la vista, ofrezca nuevos aromas, texturas o sabores. Pero el perfil de cliente actual exige otro tipo de elementos de valor añadido como que los productos sean de comercio justo, su origen sea ecológico, la empresa que los distribuye sea transparente, que haya eficiencia energética durante todo el proceso, sea un producto natural, que el contenido sea reciclable y que no tenga aditivos artificiales.
Los clientes buscan cada vez más información sobre los productos que consumen y son cada vez más selectivos. Por este motivo, un operador de vending que sigue utilizando un modelo de negocio de hace 10 años tendrá muchas dificultades para mantener su atractivo de cara a esta nueva generación de jóvenes.
Por último, otras de las propiedades más buscadas en los productos de vending es que sean saludables, equilibrados, estén hechos con ingredientes considerados “superalimentos” (aguacate, chia, quinoa, jengibre, etc) y su aporte nutricional ofrezca beneficios adicionales al de otro tipo de productos considerados tradicionales.