6 marzo, 2017

De la planta de café a nuestra taza

La planta de café es una de las plantas que más cuidados necesita antes de empezar a producir granos. En concreto, las plantas de café necesitan alrededor de 5 años para poder ser productivas y pueden durar hasta 50 años sin agotarse.

Cuando se insiste en que la mano del hombre es la que le da el toque especial al café no se exagera. Mientras que el origen y la tierra donde se cultiva el café tienen un impacto directo en su sabor y su aroma, el cariño con el que se cuiden las plantas y la forma en la que se prepare el café para su consumo son determinantes.

Un cultivador de café planta, cosecha, fermenta, quita la pulpa y lava el café. A su vez, un buen cultivador dedica gran parte de su tiempo a estudiar los diferentes granos y el impacto que tiene la altura a la que se cultivan, la tierra, y el clima en sus características sensoriales.

Hasta que conseguimos el café molido (o lo granos para moler de forma casera), este ha pasado por un largo proceso en el que hay implicadas miles de personas.

Para saber si el resultado final es bueno podemos realizar una pequeña cata casera de café en 4 pasos:

1. Pon un poco de café molido en una taza e inhala el aroma, intenta apreciar notas características como frutas.

2. Añade agua caliente. Gracias a ella, se apreciará mejor el olor debido al calor que proporciona.

3. Retira la espuma que se forma arriba.

4. Sorbe un poco de café con una cuchara, nunca lo bebas, ya que de esa forma llega mejor a las áreas sensitivas.

La clave para conocer las distintas variedades de café es enfocar nuestros sentidos en la fragancia, el aroma, el dulzor, la acidez, el amargor y el cuerpo del café. Aunque al principio pueda parecer complicado, es muy sencillo apreciar las diferencias si practicamos un poco.