A pesar de un inicio de año marcado por la preocupación sobre el cambio climático, la producción de café supera todas las expectativas en Colombia y crece un 2% hasta los 13,1 millones de sacos, 300.000 más que en 2016.
En términos de producción los datos de 2017 también han sido muy positivos, se han producido alrededor de 14,1 millones de sacos cuando la previsión de la Federación Nacional de Cafeteros estimaba en una producción máxima de 13,9 millones de sacos.
Las condiciones climáticas tienen un efecto especialmente duro en las plantas de cafeto, limitando su producción de grano y reduciendo los años de vida de cada planta. Y no sólo hablamos del aumento de las temperaturas y la agresividad del sol, sino que la cantidad de desastres naturales y las lluvias torrenciales también afectan de forma sensible a las plantaciones y al suelo de cultivo.
De hecho, el Comité Nacional de Cafeteros ya ha anunciado una inversión de 45.000 de dólares para renovar 100.000 hectáreas de cultivo de café, un aumento del 30% respecto a los datos de 2016 donde se renovaron sólo 70.000 hectáreas de terreno.
Tanto agricultores como productores o distribuidores están uniendo sus esfuerzos para proteger el café y que la producción se mantenga estable. La importancia de mantener la demanda de café no obedece sólo a un componente social, sino que el cultivo de café es la forma de vida de miles de familias que dependen de sus cultivos para sobrevivir y mantener su economía.
Con cada grado que sube la temperatura la producción del cafeto se reduce en un 4%, así que ahora es más importante que nunca cuidar las plantaciones y buscar soluciones entre todos.