En los últimos dos meses estamos viendo como el temporal de lluvia y frío está afectando de forma negativa a las cosechas de café de medio mundo y, aunque el cafeto es una planta resistente en comparación con otros cultivos, el cambio de las temperaturas está haciendo que los granos maduren antes y parte de la producción se eche a perder.
La producción de café se ve amenazada por la inestabilidad de las temperaturas, la contaminación de los suelos de cultivo y por el avance de las zonas áridas. Según uno de los últimos informes, con cada grado que sube la temperatura global el cafeto produce alrededor de un 4% menos de granos.
Incluso en las zonas más altas, donde la maduración es tradicionalmente más tardía, están experimentando pérdidas que van desde el 20 al 30% en la mayoría de los casos, subiendo al 50% donde las lluvias torrenciales y las heladas han sido muy intensas. Un problema que se agrava porque en estas fechas la mano de obra está ocupada recogiendo otros cultivos como el maíz o el frijol.
Los productores de café ya se están poniendo manos a la obra para buscar soluciones a este problema, incluyendo la búsqueda de nuevos suelos y el traslado de las producciones hacia países donde la temperatura es más estable. El problema es que estas soluciones son viables a largo plazo y seguirán teniendo un impacto negativo en la economía de miles de familias y países.
No podemos olvidar que el cultivo y las exportaciones de café son una de las principales fuentes de ingresos de países como Colombia, Brasil, Indonesia o Vietnam. Un cultivo que supuso un antes y un después en la recuperación económica de estos países y que consiguió sacar de la pobreza a millones de personas, creando un tejido comercial estable e incluso mejorando las relaciones políticas con los países más ricos.